viernes, 3 de diciembre de 2010

Una historia de amor y oscuridad, segunda parte

"Si hablábamos de amor, no lo hacíamos pensando en un conde o un actor famoso sino en un hombre con nobles sentimientos, un gran artista, por ejemplo, aunque no tuviese ni un céntimo. No importaba. ¿Qué sabíamos nosotras entonces? ¿Cómo íbamos a saber lo depravados y canallas que pueden ser los grandes artistas? ¡No sabíamos nada! ¡Nada de nada! Ahora sé que los nobles sentimientos y todo eso no es lo más importante de la vida. En absoluto. Los sentimientos son solo fuego en un campo de hierba seca: arden un instante y después solo que da tizne y ceniza. ¿Sabes qué es lo más importante? ¿Lo que una mujer tiene que buscar en un hombre? Debe buscar una cualidad nada fascinante pero más excepcional que el oro: honradez. Y puede que también bondad. Pero debes saber que ahora considero la honradez mucho más importante que la bondad: la honradez es la rebanada de pan. La bondad es la mantequilla. O la miel."


"Escribir una novela, dije en una ocasión,  es como construir con un mecano todas las cadenas montañosas de Europa. O como hacer París entero, con us edificios, sus plazas, sus bulevares, sus torres y arrabales, hasta el último banco de la calle, con cerillas."
"Para escribir una novela de ochenta mil palabras debo tomar algo así como un cuarto de millón de decisiones..."


"Había mil años de oscuridad entre unos y otros. Incluso entre los tres condenados en una misma celda. E incluso entonces, en Tel Arza, aquella mañana de sábado, cuando mi madre se sentó apoyada en un árbol y mi padre y yo pusimos la cabeza sobre sus piernas, una cabeza en cada pierna, y mi madre nos acarició a los dos, incluso en aquel momento, el más querido de toda mi infancia, mil años de oscuridad nos separaban."


"Quería sentirme libre, librarme de una vez por todas de esos dos enemigos, el cuerpo y el alma. Quería ser una nube. Ser una piedra en la superficie de la luna." 

"La muerte de todos los adultos aludía a una secreta y poderosa fascinación. Y así, a los catorce años y medio, unos dos años después de la muerte de mi madre, maté a mi padre y maté a toda Jerusalén, me cambié el apellido y me fui solo al kibutz Hulda para vivir allí sobre las ruinas."



Una historia de amor y oscuridad,
Amos Oz 

viernes, 26 de noviembre de 2010

...pero a las 6.10 me comprendí sin ti...


Y tú eras mi viento, mas no a favor;
eras mi barca en el pedregal,
eras mi puerta sin tirador,
eras mi beso buscando hogar.

Y tú eras un parto de antigüedad,
maña de un diablo despertador;
eras espuma de soledad, 
carne con llagas de desamor...

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Temporarily lost at sea...



Tengo que encontrar una respuesta a la pregunta. Hay quien dice que el amor es como las matemáticas, o como un puzzle...encajar piezas, resolver ecuaciones, sumas y restas, multiplicaciones, divisiones... Quizás es como todas las cosas vivas: nace, crece, se reproduce y muere. O no. Quizás se estanca en algún momento, desaparece sin dejar ni rastro o es toda la vida un ascua inextinguible.
Yo soy un recipiente de carne, deseos, necesidades, palabras, colores, sentidos y sentimientos, sabores, pasado, presente y futuro. Muerte de un sentimiento de amor y nacimiento de un verso. Intento descifrarme a través del mundo y descifrar el mundo a través de todo lo que soy. Y quiero decir quién soy con todas las palabras, porque cuando amo escribo y cuando escribo amo. Quiero que mis palabras te envuelvan con calidez. A veces es la única manera en que quisiera abrazarte. 
Quiero vaciarme, llorar hasta la última lágrima, apaciguar la tormenta fumándome mis mañanas, beber el último trago de esta voz a ti debida y arrancarme la piel de Penélope...


Joan Baez - Diamonds and rust

jueves, 28 de octubre de 2010

Una historia de amor y oscuridad, de Amos Oz

   Es cierto que morir de un infarto en la bañera es un hecho, pero conocer los hechos no nos lleva a la verdad, pues la verdad es algo que no se ve y por eso debemos caminar por la vida con los ojos ojos bien abiertos y los sentidos muy despiertos para encontrarla. Cada paso que damos, cada persona que conocemos; el significado de las palabras padre, madre, amigo, maestro; el sentimiento de la felicidad, el miedo, el dolor, el deseo, la pérdida y el reencuentro, lo justo y lo injusto; el blanco, el negro o el gris; caminar por las hojas de una novela o un libro de versos; los recovecos del cuerpo y del alma de un ser parecido o completamente distinto a nosotros, que lleva sobre sus hombros, como todos, su propio pasado, su presente y su futuro. Lo visible y lo invisible. El amor y la oscuridad...
   Y es que el ser humano es increíble pero no es nada si está solo, si no siente, si no vive. A veces hay personas capaces de contarlo, como el señor Oz. No importa que autobiografía implique selección, lo que importa, más que lo que cuenta, es cómo lo cuenta: el sabor de las palabras, su esencia, la reacción que provoca en nuestra alma. Ha habido momentos en que he reído y sonreído, en que le he dado la razón o se la he quitado. Y también momentos en que me he emocionado o entristecido hasta llorar. Será que soy sensible a ese influjo de las palabras o que soy una sentimental. Al final, amo la literatura por esto, porque está viva y nos habla de este modo, apelando a todos los sentidos.
Si volvieran a preguntarme qué es literatura, no dudaría en responder "La literatura es la magia de la palabra."
(Fotografía de una callejuela de Jerusalem)

sábado, 18 de septiembre de 2010

Vals de los enamorados y unidos hasta siempre, Miguel Hernández


Cada vez que leo los poemas de Hernández me cuentan una historia diferente. Y siempre es una historia que contiene tristeza y alegría casi en partes iguales; tristeza y alegría en la garganta y en la pluma del poeta, encarnadas en palabras que te hace sentir como propias cuando habla de la vida y de la muerte.

No salieron jamás
del vergel del abrazo.
Y ante el rojo rosal
de los besos rodaron.


Huracanes quisieron
con rencor separarlos.
Y las hachas tajantes
y los rígidos rayos.



Aumentaron la tierra
de las pálidas manos.
Precipicios midieron,
por el viento impulsados
entre bocas deshechas.


Recorrieron naufragios,
cada vez más profundos
en sus cuerpos, sus brazos.

Perseguidos, hundidos
por un gran desamparo
de recuerdos y lunas,
de noviembres y marzos,
aventados se vieron
como polvo liviano:
aventados se vieron,
pero siempre abrazados.

Miguel Hernández, del Cancionero y romancero de ausencias

lunes, 6 de septiembre de 2010

Bye, bye, summer...the memories fire, the rhythms fall slow...

Bueno, se acaba el verano... Hoy por fin empezó a llover mientras escuchaba Mojo Pin de Buckley y leía un e-mail de un amigo que está lejos, un amigo al quiero mucho. Es gracioso pensar que se ha ido de un sitio en el que llueve mucho a otro en el que llueve aún más. Pero lo bueno es que la lluvia garantiza ese color verde que tanto nos gusta, ese olor a tierra mojada ^^
Ahora mismo, solo de pensar en volver a pisar de nuevo la facultad, me siento en los límites de la depresión; el papeleo, las nuevas y las viejas caras, los profesores, las maldiciones del Latín y la Filosofía del lenguaje, ese café de máquina que acabará siendo malo para mi salud... Solo me salva la esperanza de terminar en febrero.
Es por esto que echaré mucho de menos las tardes tirada en la cama escuchando música, viendo anime, leyendo Monster y Death Note. Estos últimos meses han sido para mí una etapa de pérdidas mezcladas con reencuentros, de recuerdos viejos y de instantes que aún se están afianzando en la memoria. Como siempre, me asalta una idea que es más bien un deseo, el de chasquear los dedos y encontrar una respuesta a cada pregunta. Pero sé que es mejor ser paciente con la vida y recorrer el camino paso a paso.
Ya no falta tanto para el otoño y, aunque triste, estoy impaciente por ver cambiar el paisaje...


domingo, 5 de septiembre de 2010

Memoria de tránsito, Luis Rosales



Los sitios donde has estado
en la memoria los llevo
sólo para ver de nuevo
el rastro que allí has dejado;
la tierra que tú has pisado
vuelvo a pisar; nada soy
más que este sueño en que voy
desde tu ausencia a la nada.
me hizo vivir tu mirada:
fiel al tránsito aquí estoy.