sábado, 18 de septiembre de 2010

Vals de los enamorados y unidos hasta siempre, Miguel Hernández


Cada vez que leo los poemas de Hernández me cuentan una historia diferente. Y siempre es una historia que contiene tristeza y alegría casi en partes iguales; tristeza y alegría en la garganta y en la pluma del poeta, encarnadas en palabras que te hace sentir como propias cuando habla de la vida y de la muerte.

No salieron jamás
del vergel del abrazo.
Y ante el rojo rosal
de los besos rodaron.


Huracanes quisieron
con rencor separarlos.
Y las hachas tajantes
y los rígidos rayos.



Aumentaron la tierra
de las pálidas manos.
Precipicios midieron,
por el viento impulsados
entre bocas deshechas.


Recorrieron naufragios,
cada vez más profundos
en sus cuerpos, sus brazos.

Perseguidos, hundidos
por un gran desamparo
de recuerdos y lunas,
de noviembres y marzos,
aventados se vieron
como polvo liviano:
aventados se vieron,
pero siempre abrazados.

Miguel Hernández, del Cancionero y romancero de ausencias

3 comentarios:

  1. No sé por qué no me separó bien las estrofas: dos de de cuatro versos y dos de ocho ¬¬

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  2. Me quedo con la imagen de Klimt. No tengo nada contra Hernández, pero lo mío no son los versos.

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  3. Grande Klimt ^^ Ya iré poniendo más cuadros suyos (con poemas, pero tú sáltate esa parte xD)

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