miércoles, 21 de noviembre de 2012

Patas arriba


Mi habitación está patas arriba. Todo está mezclado. Las plantas y los libros, las llaves y los calcetines, juguetes de gato y zapatos. Hay cuadernos entre las sábanas, ropa y una almohada llena de tu olor. Me digo que esta semana hago limpieza, pero se me quedan cortos los días, corro a todas partes, llego tarde a todas partes, como deprisa, incluso de pie, mientras cocino y hago alguna que otra cosa. Y mejor no hablar de los exámenes. Aprobados, y por los pelos. Esta vez no es, como siempre, la ley del mínimo esfuerzo. Es que no puedo estirarme tanto y guardo horas para estar contigo. Horas necesarias, horas de ti. El resto de la semana es un trámite, cuando antes era solo tiempo que transcurría a un ritmo uniforme, sin altibajos ni paradas, sin acelerones. Cada día es casi como el anterior, con pequeñas variantes, malas y buenas sorpresas. 
Pero es un día menos para los besos acumulados.

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