viernes, 18 de marzo de 2011

5.31 a.m.


Entre los comportamientos helicoidales de las palabras y las dimensiones del sexo, me duermo pensando en los amores trágicos y en qué tipo de reloj suizo llevan incorporado los gallos que cantan cuando me acuesto...

lunes, 14 de marzo de 2011

Sentimiento vespertino


No me cabe duda de la vida si yo sonrío y tú suspiras cien veces al día...


(La foto es de Pablo, gran amigo en buenos y malos momentos)

domingo, 6 de marzo de 2011

Las cosas comunes se hacen nuevas


"El propósito de la poesía consiste en eludir el nombre cotidiano de las cosas, evitar que nuestra mente las tropiece por su vertiente habitual, gastada por el uso, y mediante un rodeo inesperado ponernos ante el dorso nunca visto del objeto de siempre."

Ortega y Gasset

viernes, 4 de marzo de 2011

Al otro lado del mar

"Ancla de salvación" era su nuevo nombre, palabras nuevas para una boca sedienta, tierra entre los dedos, tierra seca que arrastraba el viento en su isla desierta. Las flores que quiso plantar eran de amor y libertad, no solo palabras. Eran brazos fuertes para olvidar los besos de un marinero. 
Un barco amarrado en el puerto del recuerdo escondía nuevas preguntas. Un corazón volvía a latir, el suyo, renacía. Sin embargo después se convirtió en piedra, ola en el acantilado, ancla y naufragio a la vez. Perfil egeo, versos y besos olvidados, un barco a la deriva.
"No hay nada malo en esto". Pero no se podía encender un fuego con viejas brasas. No importaba que Penélope tejiera o viajara al otro lado del mar en un barco de papel, porque triste se iría el marinero con un último beso, dejando tras de sí el final de la tormenta y un pétalo de tristeza flotando entre los dedos de Céfiro... 

jueves, 3 de marzo de 2011

Terra incógnita


"La visión instantánea que nos hace descubrir lo desconocido, no es lejana "terra incógnita", sino el corazón mismo de lo inmediato."
Arthur Rimbaud (1854-1891)

martes, 1 de marzo de 2011

La bestia

La mayor parte de las veces ni siquiera la siento llegar. Viene arrastrándose muy despacio desde lo más profundo. No es agradable, porque cuando le veo la cara ya es tarde. Cuando me doy cuenta ya ha causado estragos, ya ha hecho daño. Y luego es difícil volver atrás porque en el fondo sé que algunas veces – algunas – tiene razón. Es como si esa bestia de mal humor me abriera los ojos durante un segundo. Esa bestia tiene las ideas claras. Otras veces es completamente estúpida e impertinente, arrogante e hipócrita. ¿O quizás esa soy yo? Es jodido no poder controlarla, no saber controlarme. Tiro la piedra y escondo la mano. Luego levanto la cabeza orgullosa. Yo no he hecho nada. Bueno, quizás decir las cosas a medias. Pero es que veces jugamos con fuego sin darnos cuenta. No admitimos nuestros sentimientos y nos ponemos a la defensiva. No nos hacemos justicia, ni a nosotros ni a los demás, y así nos complicamos esta breve existencia con subterfugios inútiles. ¡Raza de idiotas! Es más fácil engañarnos, torturarnos, reprimir nuestros impulsos, olvidar lo más simple y tomar las curvas a cien por hora. Y la vida se va por la borda, al garete con todo, ¡a la mierda!
Eso sí, luego vamos a clase de yoga. Con las manos sucias y el alma llena de polvo de usarla tan poco.