martes, 9 de agosto de 2011

Los niños y la sociedad, Mijail Bakunin


Supongo que a todos nos pasa que un día descubrimos que estábamos equivocados en algo, en una idea, en un concepto o en una "realidad aparente"... Me pasa que en cierto sentido algunas cosas me las han dado masticadas en casa, he heredado ideas y no me las he cuestionado (el 90% de esas ideas -más bien las siento como principios vitales, pilares de mi educación sentimental e intelectual- aunque me las cuestionara seguiría creyendo en ellas). Con el anarquismo, con lo que representa el concepto hoy en día y con todo lo que implica me ha pasado básicamente algo parecido, o quizás es que no me había parado a pensar mucho en ello...Últimamente la palabra anarquía me persigue en mis pensamientos y me he dado cuenta de que, aunque en grado menor, pesa en ella la connotación negativa de la violencia. Sé muy poco del anarquismo, de su historia, de los hechos a los que ha dado lugar, de las personas que han enarbolado alguna vez su bandera, y por eso me he puesto a investigar un poco, empezando por el primer nombre que me vino a la cabeza asociado a la doctrina, que es el de Mijail Bakunin. He descubierto que muchas de sus ideas coinciden con esos principios vitales que me inculcó una persona muy cercana, a la que en sus tiempos de lucha contra el franquismo en la Juventudes Comunistas apodaban "la anarquista", cuando ella no era ni anarquista, ni socialista, ni comunista ni nada, de hecho no hay ningún "-ista" que la defina, era simplemente una mujer que sabía pensar y luego hablar a la hora de defender derechos y libertades.

En contra de ciertos prejuicios inconscientes y en consonancia con un modo de sentir que hace que me indigne con los tiempos modernos (ya lo decía Mafalda: "¿No será acaso que ésta vida moderna está teniendo más de moderna que de vida?"), ahí va solo una pequeña muestra de lo que creo que es un planteamiento adecuado para un tema que considero importante, esencial: la educación y la infancia (y de paso matrimonio y mujer).

La educación de los niños. Con la abolición del matrimonio se plantea la cuestión de la educación de los niños. Su crianza, desde el embarazo de la madre hasta su madurez, y su formación y educación, igual para todos -una formación industrial e intelectual donde se combinen la capacitación para el trabajo manual y mental- deben corresponder fundamentalmente a la sociedad libre.
La sociedad y los niños. Los niños no son propiedad de nadie: ni de sus padres ni de la sociedad. Sólo pertenecen a su propia libertad futura. Pero en los niños esta libertad no es todavía real; es sólo una libertad en potencia. Porque una libertad real -es decir, la conciencia plena y su realización en cada individuo, basada fundamentalmente en el sentimiento de la propia dignidad y en un auténtico respeto por la libertad y la dignidad de los otros, o sea basada en la justicia - sólo puede desarrollarse en los niños mediante un desarrollo racional de su inteligencia, carácter y voluntad.
De aquí se deduce que la sociedad, cuyo futuro depende por completo de la adecuada educación e instrucción de los niños y que, por tanto, no sólo tiene el derecho sino también la obligación de velar por ellos, es el único guardián de los niños de ambos sexos. Y como la futura abolición del derecho a la herencia convertirá a la sociedad en el único heredero, ésta tendrá que considerar como una de sus primeras obligaciones el suministro de todos los medios necesarios para el mantenimiento, la formación y la educación de los niños de ambos sexos, con independencia de su origen o de sus padres
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Derechos iguales para la mujer. Soy partidario, como el que más, de la completa 
emancipación de la mujer y de su igualdad social con el hombre. La expresión "igualdad social con el hombre" implica que, junto con la libertad, pedimos iguales derechos y deberes para el hombre y la mujer; es decir, la nivelación de los derechos de la mujer, tanto políticos como sociales y económicos, con los del hombre ; en consecuencia, deseamos la abolición de la ley familiar y matrimonial, y de la ley eclesiástica tanto como civil, indisolublemente ligadas al derecho de herencia.
Libre unión matrimonial. [Contra el matrimonio por compulsión hemos levantado la bandera de la unión libre.] Estamos convencidos de que al abolir el matrimonio religioso, civil y jurídico, restauramos la vida, la realidad y la moralidad del matrimonio natural basado exclusivamente sobre el respeto humano y la libertad de dos personas: un hombre 

y una mujer que se aman (los tiempos cambian y hay que adaptarse: pongamos "dos personas que se aman, es lo único importante). Estamos convencidos de que al reconocer la libertad de ambos cónyuges a separarse cuando lo deseen, sin necesidad de pedir el permiso de nadie para ello - y al negar de la misma forma la necesidad de cualquier permiso para unirse en matrimonio, y rechazar en general la interferencia de cualquier autoridad en esta unión - los unimos más el uno al otro. Y estamos convencidos también, de que cuando ya no exista entre nosotros el poder coercitivo del Estado para forzar a los individuos, asociaciones, comunas, provincias y regiones a convivir en contra de su voluntad, habrá entre todos una unión mucho más estrecha, una unidad más viva, real y poderosa que la impuesta por el aplastante poder estatal.Los derechos de los padres se limitarán a amar a sus hijos y ejercer sobre ellos la única autoridad compatible con ese amor, en la medida en que esta autoridad no atente contra su moralidad, su desarrollo mental o su libertad futura. El matrimonio como acto civil y político, al igual que cualquier otra intervención de la sociedad en cuestiones amorosas, está llamado a desaparecer. Los niños serán confiados - por naturaleza, y no por derecho - a sus madres, quedando la prerrogativa de éstas bajo la supervisión racional de la sociedad.
M. BakuninLa mujer, el matrimonio y la familia.


Ahora, a seguir investigando ^^



1 comentario:

  1. Fue un filósofo con muchas ideas interesantes, pero a la hora de la verdad no le hicieron ni caso y murió casi olvidado. La sociedad de la que habla no fue muy justa con él que digamos ¬¬

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